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Bryan Alvarez (NJ, EE.UU.)

Tuve la suerte de ser seleccionada por el Project Beisbol y me dieron la oportunidad de ir a Colombia. En este viaje hice muchos amigos íntimos entre los participantes y los colombianos que conocí. El programa de intercambio me permitió ver las restricciones de la pobreza y cómo los niños de todo el mundo anhelan las cosas que nosotros, como estadounidenses, damos por sentadas (agua potable, educación adecuada, etc.). En general, me di cuenta de lo buena que es la vida aquí. Yo me quejo de las pequeñas cosas, pero ver lo que tienen que soportar los niños colombianos me hizo darme cuenta de que todos estos lujos que me rodean deberían valorarse. La experiencia me hizo más humilde y mejor persona porque vi cómo después de meses, estos niños venían a mi ciudad y seguían mostrando el mismo cariño que cuando yo les visitaba e incluso me traían regalos. Cuando lo pienso, la experiencia que más me cambió fue visitar Tierra Bomba. Ver a los niños jugar con todo su corazón en campos de arena sin preocuparse por su equipo fue inspirador. No jugaban por la fama o para presumir, sino por amor al juego. Vi niños de todas las edades que vivían en la pobreza, pero nunca me pidieron un céntimo, sino mi nombre y una forma de mantener el contacto. Durante las dos partes del intercambio, vi el impacto que de Project Beisbol ha tenido en estos niños increíbles. Hablaban maravillas del programa y de cómo se esfuerza al máximo. Nunca pensaron siquiera en ver la Estatua de la Libertad, un partido de entrenamiento de primavera, o incluso conocer a iconos como Jed Lowrie y otros jugadores de béisbol, pero lo más trágico es que nunca pensaron que me volverían a ver a mí o a mis amigos, y esto fue realmente desgarrador. Las comunidades que visité se han beneficiado del trabajo con el programa de muchas maneras. Los niños pudieron ver y trabajar con estadounidenses, los entrenadores que conocí en el viaje mostraron orgullo por sus hijos, independientemente de la situación, y el cariño que todos compartían con los participantes era como si fueran mi familia. El programa hace maravillas.